miércoles, 15 de mayo de 2019

CEBOLLAS
















Mallarmeana

Pone la cebolla en la sartén
demasiado segura de que es invierno
demasiado temerosa del olor que se lleva su pelo
de la consagración que humildemente
la perfuma.  Sabe y no
que cocina
que los círculos blancos de la cebolla
pronto estarán dorados

José Villa







Cebollas 

Ya casi no lloro con la cebolla.
La pico a distancia.
El tiempo me estiró los brazos
como se estiran
dos medias viejas en la soga.
Sin embargo, cada vez que el cuchillo
golpea sobre la tabla, alguien llora
sobre mi hombro. ¿Será, no será?
Me dan ganas
de llamar a mamá para contarle.
Pero es tan tarde y la última vez
que la levanté por estas cosas
el barrio recién se estaba haciendo.
Había tantas estrellas en el cielo
que ella abría las ventanas
y yo al mirarlas me dormía.

Fabián Chazarreta








Cuando pelaste la cebolla
para la ensalada
supe
que darme un beso
no estaba en tus planes.
Dudé por un instante
porque cebolla más cebolla
se neutralizan
pero no
nunca miraste esta boca
que hace ya veinte años
solo sabe decirte cosas 
con paciencia y deseo.
Cuando agregaste comino
semillas de hinojo
y una pizca de curry
pensé
solo falta el ajo
para ahuyentarme
cual vampiro
lejos
bien lejos de tu boca.
Si pudiera
si fuese capaz
de preparar
una ensalada para vos
no pondría ajo
ni romero
ni comino
tampoco cebolla.
No tendría la acidez del limón
pero sí la sutileza del vinagre
y la untuosidad del aceite de coco.
Si pudiera 
no pensar más en tu boca
que no quiere
comerse la mía.
Pero no puedo
y mientras mastico la berenjena 
tengo una epifanía:
jamás vas a mirarme
como te miro a vos.
Con semejante revelación
trago la zanahoria
sin masticarla
quiero irme pronto
para llorar tranquila
dejar de mirarte
y pelar la cebolla
que voy a comer
sola
esta noche
lejos
muy lejos
del deseo.

Jorgelina Soulet