miércoles, 20 de septiembre de 2017

CASAS




























V

no, mi casa no se derrumbó
no temblaron los vidrios
ni la araña cayó de la amapola del infierno

todo vino, empezó adentro:
nos tragaba un ojo

éramos o somos
el pan corruptible

por cada hueso hubo una boca
un diente
un hambre distinto

feroz, el ojo eligió
al imprescindible
al Dulce
al que sigue cantando

somos tan tristes sin él
a veces no hay de qué hablar, ¿sabe?
no hay fuerza para decir las cosas de la vida

pero llega la lluvia, a veces,
que es mansa y hace música en las canaletas
llega la lluvia por el este para ungir la herida
para hacer grandes las flores de carne

de ángel se pone el patio

detrás del ligustro, el Dulce renace
me dice: poné, hermanita, tu mano
en mi corazón

hace el mismo ruido que los caballos
¿viste?
¿no es un milagro?


Elena Anníbali, La casa de la niebla, Ediciones del Dock, 2015.










1

ya no vivo acá
voy soltando el ritmo, las distancias
que tallan la forma de una nueva casa
ya no vivo acá y sin embargo
vuelvo en cada órbita
a llevarme a mis fantasmas
convencerlos del peligro
de ir dispersos entre perros y escaleras
que no sienten, será eso
la vida en mil fragmentos
decir quién soy desde cero
cuando piso un barrio nuevo
sonreírle a todo el mundo, ya no
vivo acá y un caracol emerge
desde el agua, las macetas, con sus voces
soy mi propia casa
la que siempre está pendiente
la que nunca está vacía


Damián Lamanna, Propiedad horizontal, Añosluz, 2016.








La casa

Si la casa estuviera plantada
donde estaba,
si bajo los escombros,
en los cuartos,
los muebles,
hubiera señales familiares,
las huellas de su paso,
del andar que tenía
entre esas paredes
ella
¿respiraría mejor?

¿Sus ojos serían mansos,
bondadosos,
para ver
lo que no hay de aquello
y lo que hay ahora?
¿Para ver
y aceptar
lo que dejó de ser?

Si la casa abriera sus ventanas
a pesar del derrumbe
para que ella viera bajo otra luz
aquello que hubo antes
y luego dejó de estar,
de ser,
la paz,
por fin,
¿vendría?


Graciela Cros, Pampa de Huenuleo, Ediciones en Danza, 2017.









La casa que

Esa casa que están Construyendo
ahora
mi abuelo y mi papá
será demolida por un albañil Anónimo
30 años después.
Mis hermanos y mis hijos todavía
no
nacieron.
Yo tengo un año
y miro cómo mi abuelo y mi papá
construyen la casa.
El poema llega hasta acá.
Lo escribí en reemplazo
de esa
foto
que nadie sacó.


Javier Ramponelli (vía Damián Lamanna).



















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